Día 5 Julio:
4am, primera de cuatro visitas al baño. Esto no se acaba nunca…
A las 6.30 cogemos un taxi en la puerta del hotel para ir al aeropuerto por 20000Rp. En 10 minutos estamos allí. El aeródromo es de lo más básico. Una caseta en medio del campo y una pista de aterrizaje y despegue. Hacemos el checkin y salimos a desayunar al único chiringuito que hay allí, con precios de aeropuerto, por supuesto. Un sándwich de queso con tomate y cebolla 25000Rp.
Para salir de Flores hay que pagar una tasa de salida de 40000Rp (20000Rp por persona). El avión llega con casi una hora de retraso, ya nos conocemos la puntualidad indonesia… Al llegar a Denpasar nos espera pacientemente un conductor que nos ha enviado Begoña para llevarnos a Ubud por 200000Rp. En menos de una hora la estamos saludando entre un paisaje lleno de arrozales y palmeras. Nos presenta a su marido y a su hija Nilu, que nos acompañan hasta el bungalow. Hay de dos tipos: el tradicional como en una cabañita alta con cama de matrimonio arriba y zona de descanso abajo y un baño completo, por 250000Rp, o el normal, tipo casita con porche, cama de matrimonio y baño completo por 150000Rp. En ambos se incluye el desayuno. Nos quedamos con el normal porque hay que economizar lo máximo posible. Al fin y al cabo ambos son bonitos, cómodos y están en un entorno precioso y muy tranquilo. Alejados del bullicio de la calle principal de Ubud, pero al mismo tiempo cerca de la ciudad, sólo a 5-10 minutos andando estás en pleno centro.
Tras charlar un poco con Begoña sobre las típicas preguntas de recién llegados a Ubud, bajamos a conocer un poco el pueblo y comer algo.
La calle principal está abarrotada de turistas visitando las tiendas de ropa y souvenirs destinadas únicamente a ellos mientras los locales intentan venderles transporte, masajes y entradas a las danzas. Todo da la sensación de ser demasiado turístico, pero aún así, hay detalles que resaltan la autenticidad del lugar. Los templos, las ofrendas. Justo en estos días se celebra el “Galungan” que viene a ser algo así como la navidad para nosotros. Preparan las calles con unas varas de bambú decoradas al estilo de los ramos de pascua que se hacen en España con palma.
Vamos a comer al Warung Lokal, un pequeño restaurante local de comida indonesia que nos ha recomendado Begoña. La relación calidad/precio es excelente 63000Rp por dos cocacolas, una botella grande de agua, una especie de cerdo agridulce con verduras, un plato de patatas y unos dumplings fritos. Además allí nos hemos encontrado con la pareja de españoles con la que estuvimos en la ceremonia funeraria de Rantepao.
Después de la comida, hemos ido a ver a los monos del Monkey Forest. Es como un bosquecillo con un templo en el interior, abarrotado de monos que quieren pillar comida como sea y no dudan en lanzarse a los turistas para quitarles cualquier cosa que lleven colgando. Aún así es bonito de ver. Hay enormes ficus que han crecido en otros árboles y forman cortinas de raíces dando al lugar un aire un poco selvático. Para entrar al templo principal se necesita llevar el sarong que te proporcionan en la entrada a cambio de una donación. Nosotros dejamos 2000Rp. Pero la verdad es que quitando la tontería de hacernos la foto con la falda, el templo tampoco tiene mucho para ver.
Tras la visita al Monkey Forest, subimos por la calle del mismo nombre, para volver a los bungalows. Samu está con un catarro y no se encuentra muy bien. Creo que pasaremos aquí la noche a ver si se recupera un poco.
El marido de Begoña nos trae al bungalow unos mie goreng y una sopa de pollo para Samu (20000Rp). La verdad es que se están portando con nosotros como si fuéramos de la familia. Son un encanto de personas y estar aquí es como estar en casa.
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