miércoles, 29 de junio de 2011

Un día para olvidar


Día 29 junio de 2011:



Hoy estamos solitos y nos apetece perdernos un poco por los alrededores, así que alquilamos una motillo en el hotel por 80000Rp. No regateamos nada, pero se puede llegar a conseguir por 60000Rp. Esta noche cogemos el autobús nocturno hasta Makassar, y como el hotel tenemos que dejarlo a mediodía, nos han dado precio para coger la habitación hasta la hora de irnos y así poder darnos una ducha antes de salir. Nos lo dejan por 120.000Rp.

Ayer cuando volvíamos de Kete Kesu pasamos por unos paisajes de arrozales muy chulos, con niños jugando a las cometas.. muy pintoresco. Volvemos por esa zona, pero con la salvedad de que nos confundimos de camino y empezamos a subir y subir y subir hasta llegar a una zona casi despoblada, con unos caminos destrozados dignos de un rally y en los que una scooter se hace inmanejable. Llegados a un punto donde el camino empieza a descender, decidimos preguntar a unos paisanos, por el camino más corto para volver a Rantepao.  Nos dicen que si seguimos de frente tenemos unas 3 horas, y si volvemos por donde hemos venido, 2 horas, pero que el camino si seguimos de frente es mucho mejor. Le hacemos caso y seguimos de frente confiando en que la mejora del camino nos hará ir más rápido, pero nada más salir del pueblo nos encontramos con un barrizal donde Samu tiene que meter las piernas hasta las rodillas para poder sacar la moto y llevarla por los surcos. Tiene un cabreo importante, y no me extraña. Estamos perdidos, sin saber si nos dará tiempo a volver antes de que se haga de noche, con unos caminos durísimos.. así que nos damos la vuelta. Las 2 horas que decían los paisanos, se reducen a 40 minutos y a la hora de comer ya estamos de vuelta. El "indonesian time" y la "indonesian distance".... en fin.....

Paramos a comer algo en el Rimiko. Nos gustó la otra vez, así que volvemos para probar otros platos. Samu pide un plato de cerdo guisado con tan mala suerte que le toca una piedra y se parte un diente. Lo que le faltaba ya hoy. 

Terminamos la comida y para aprovechar la moto antes de irnos, nos acercamos de nuevo al funeral de los ricos en el que estuvimos ayer. Hoy es el día grande y hasta el club de Harley ha llegado para asistir, escoltados por la policía. Un poco antes de llegar, la policía ha cortado la carretera y nos desvían para entrar por la parte de atrás. Seguimos a un grupo de personas que andando entre los arrozales, se dirigen a una zona saturada de gente que está presenciando una pelea de búfalos. 

Para ellos es un gran acontecimiento y se sienten entusiasmados cuando los búfalos se envisten entre sí. Todo hay que decirlo, yo no sentí ningún entusiasmo, más bien, aburrimiento. Estuvimos casi una hora y  los búfalos se dedicaron a pastar. Lo único más movido fue cuando a un búfalo le dio por salir corriendo hacia el público y tuvimos que ponernos a salvo en una zona más alta. Paseamos por la zona del funeral, ahora vacía por la pelea, unas últimas fotos y vuelta al hotel a descansar, ducharnos y recoger las mochilas.

Puntualmente, el autobús deluxe de Binta Prima nos recoge en el hotel. Merece la pena haber pagado un poco más por este bus. Está limpio, los asientos son muy cómodos, amplios, se reclinan hasta hacerse cama, y hasta traen una almohada y una mantita. Estamos reventados, así que nos echamos a dormir cuanto antes.

Ya  casi al final del viaje me despierto porque he oído un ruido en el compartimento de encima. Veo a un tio alto que lleva una gorra en la cabeza, que está dejando nuestra bolsa de nuevo en el compartimento. Me levanto a ver lo que ha cogido y el dinero había volado. Hablo con el conductor pero no me entiende, lo único que hace es subir el aire acondicionado porque al verme tan exaltada, se debe pensar que es que tengo calor. Me pongo a gritar si alguien sabe hablar inglés. Un señor me ayuda a traducir al conductor lo que nos ha pasado. Para el autobús para ir a buscar a la policía. Cuando suben buscan debajo de nuestros asientos y aparecen el Iphone, mi móvil y la cámara desperdigados por el suelo. También se querían llevar eso. Lo más alucinante es que la bolsa con la cámara la teníamos debajo del asiento,  por lo que se han metido por debajo de los asientos para cogerla, abrirla, sacar las cosas y volver a dejarla como estaba. Se querían llevar todo, pero una vez nos bajásemos del autobús, para no pillarles con ello encima. Tontos no son, no.

La policía está registrando a todo el mundo, pero tampoco con demasiado empeño. Yo sospecho de una persona en concreto y se centran en él y en su compañero, pero no les encuentran nada. Me dicen que si no me conozco la numeración de los billetes, no se puede hacer mucho más. Venga ya, hombre!!! El resto del autobús quiere continuar el viaje porque tienen  que coger vuelos en el aeropuerto así que seguimos, con nuestro ladrón detrás de nosotros. Manda narices...

2 comentarios:

  1. Jodó, vaya putada lo de la moto, el diente de Samu y el robo.

    ¿Os quitaron mucho dinero? Menos mal que te despertaste a tiempo para que no se llevaran nada más.

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  2. Al cambio fueron unos 80€. Lo peor no fue el dinero, si no la impotencia de tener allí a la policía y no conseguir nada. Al menos recuperamos la cámara y los móviles :)

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